Las langostas, siempre que en una inmersión conseguimos verlas asomando sus antenas por una grieta en la roca, nos sorprenden gratamente.
La langosta del Mediterráneo o Palinurus elephas es un crustáceo decápodo (deca – diez, podo – pata). Su cuerpo se halla dividido en dos partes bien diferenciadas: la cabeza o cefalotórax, y el abdomen, o cola. En la cabeza destacan los ojos, que se encuentran protegidos por espinas, y sus largas antenas, que pueden llegar a sobrepasar la longitud de su cuerpo. Las antenas les sirven para marcar su territorio, defenderse de sus depredadores (y de los buceadores que insisten en sacarla de su agujero) y como tacto, sobre todo cuando las condiciones de visibilidad son bajas (frecuente al vivir en grietas y cuevas).
Vive en los fondos coralígenos de las costas escarpadas, entre 20 y 70 metros de profundidad, aunque es especialmente abundante a partir de los 40 metros, donde se encuentran los ejemplares mayores.
Cuando la langosta crece, debe mudar su caparazón calcificado que la recubre, ya que el caparazón no aumenta de tamaño. Las mudas se producen varias veces a lo largo de su vida. Es precisamente cuando se desprende de su vieja armadura que el animal es muy vulnerable, puesto que el nuevo caparazón no se endurece hasta al cabo de unas horas. Este exoesqueleto es, a menudo, devorado por el antiguo huésped para reponer así las maltrechas reservas de calcio de su organismo.
Presentan actividad básicamente nocturna, alimentándose durante la noche, momento en que son menos vulnerables a los depredadores. Los adultos se alimentan preferentemente de moluscos y equinodermos. Durante el día se concentran en sus refugios, a menudo mostrando un alto grado de comportamiento social gregario. Esta pauta de actividad y movilidad nocturna se acentúa en los individuos juveniles ya que así reducen la tasa de mortalidad por parte de los depredadores visuales (muchas especies de peces).
Realiza dos migraciones al año, entre noviembre y marzo la Palinurus elephas suele emigrar a zonas más profundas, y en primavera se acerca a zonas más someras para reproducirse.
La vida de la langosta tiene dos fases: una fase planctónica, cuando es una larva, y una fase bentónica, cuando es juvenil y adulto. Una vez realiza la muda y el caparazón se ha endurecido, la hembra ya está preparada para poner sus huevos (entre Julio y octubre), que los llevará en su abdomen hasta su eclosión (entre enero y marzo). Una vez eclosionados los huevos, de 120 000 a 250 000 por hembra (en función de su talla), las pequeñas larvas, de unos 3 mm de longitud, llamadas filosomas y que presentan una morfología muy peculiar, quedan a la merced de las corrientes marinas costeras y oceánicas.
La última muda de la fase planctónica es una muda de metamorfosis y da lugar a la larva denominada puérulus, que ya presenta la típica morfología de la langosta adulta, y regresará al fondo costero marino (bentos) para incorporarse a las poblaciones adultas.
En el siguiente vídeo se puede ver a una langosta desovando: increíble reportaje de National geographic:
La fase postlarva tiene una duración corta ya que una vez asentados en el lecho marino empiezan a sucederse mudas rápidamente cada 10-15 días. La frecuencia de la muda aumenta al aumentar la talla de la langosta. Los ejemplares adultos que incluso pueden llegar a los 14 años, tan sólo mudan una vez al año.
En España, se están llevando a cabo varios proyectos para la recuperación de las poblaciones de langosta, ya que se encuentran en declive debido al valor comercial que posee y la destrucción de sus hábitats. Además, al tratarse de una especie de gran longevidad y relativa baja tasa de crecimiento, sus poblaciones se ven muy afectadas por cualquier incremento de las tasas de mortalidad, como un aumento del esfuerzo de pesca, la contaminación, etc.
Uno de los pasos importantes, realizados últimamente para la recuperación de las poblaciones de langosta, ha sido el conocer las características del asentamiento de las juveniles. Este ocurre a poca profundidad, entre 10 y 15 metros, en agujeros de dátil de mar Lithophaga lithophaga. Esta especie perfora la roca dejando unos agujeros cilíndricos que son usados como refugio para las recién asentadas y las juveniles.
La esperanza de la recuperación de las poblaciones de langosta está puesta en la total protección del hábitat de asentamiento de la especie ayudando a un mejor reclutamiento de la poblaciones de langosta.
Para los buceadores: en verano las langostas están a menos profundidad y por eso es más frecuente que las veamos, pero atención con molestarlas ya que las hembras adultas pueden estar cuidando de sus huevos o mudando. Si molestamos a una langosta en el momento de muda, es muy probable, que no sobreviva, ya que necesita toda su energía para este momento tan delicado.
Disfrutemos solamente observando la vida que nos rodea!
Mercedes Varela
Dra. en Biología Marina (Universidad de Alicante)
www.posidoniaecosports.com
Very great post. thank you!
It’s remarkable to go to see this website and reading the views of all colleagues regarding this article, while I am also eager of getting experience.
I am very happy to read this. This is the type of manual that needs to be given and not the random misinformation that is at the other blogs.
Appreciate your sharing this greatest doc.