No hay nada más curioso en el mar que los grandes cardúmenes de peces: esos enormes grupos formados por miles y miles de individuos, moviéndose de forma perfectamente coordinada y sintónica, como si fueran una sola mente abstracta y común de monstruosas proporciones.
¿Te has preguntado alguna vez cómo es esto posible? Naturalmente, la telepatía no es la explicación que la ciencia da a este fenómeno, sino que se trata de algo más primitivo, instintivo y físico.
Pero, ¿qué es exactamente este fenómeno?
Empecemos con una definición: ¿Qué se considera un cardumen?
Se trata de una agrupación de individuos que se aproximan hasta cierta distancia y se mueven de forma sincronizada (cardúmenes polarizados) o no, con fines estratégicos y de supervivencia, adoptada sobre todo por especies pelágicas. Aunque generalmente se utilizan como sinónimos, no se ha de confundir el concepto de banco con el de cardumen. La diferencia es que el primero define una agrupación de peces de la misma especie, mientras que un cardumen puede ser interespecífico, es decir, puede incluir individuos de distintas especies.
Asimismo, un conjunto de mamíferos (como delfines o ballenas) no se definiría tampoco como un cardumen, sino como una agrupación o manada.
En estas agregaciones sociales los peces se pueden disponer de forma similar a una estructura cristalina (estructura geométrica), en la que las distancias laterales entre un pez y sus vecinos son de 0.3-0.4 longitudes de cuerpo, y 5 cuerpos con respecto a los precedentes. Así pues, esa estructura ordenada no surge de posiciones azarosas de sus miembros, sino que cada uno conoce y ocupa el lugar preciso.
Una disposición como esta tiene como consecuencia un ahorro metabólico importante para cada individuo: el movimiento de la cola de cada pez se produce en antifase (dirección opuesta) respecto al que le precede, de tal manera que aprovecha el avance de las ondas que provoca el precedente. De esta forma cada pez ahorra hasta un 65% de energía!!
Otra función del cardumen es la defensa contra depredadores. Aunque se hacen más visibles, al agruparse y moverse de forma sincronizada los cardúmenes pasan a conformar “un único individuo” de proporciones 10, 100, incluso 1000 veces mayores que el depredador, disminuyendo así las probabilidades de cada pez de ser ingerido, y asegurando la supervivencia del grupo.
Además facilita la reproducción al congregar individuos de ambos sexos, que de esta manera no tienen dificultad para encontrar pareja…
Pero… ¿cómo se forman los cardúmenes, y cómo se mantiene esta estructura en movimiento perfecto y coordinado?
En primer lugar, la asociación correcta entre individuos se realiza gracias a la información visual, acústica y química intercambiada entre ellos. Por ejemplo, sonidos producidos por vibración de las vejigas natatorias (que pueden acompañarse de burbujas que surgen del conducto anal, en el caso de los arenques) o por la acción de dientes, huesos y radios de las aletas ayudan a mantener reunido al grupo.
Otros elementos como la coloración o las feromonas complementan las señales de identificación. Está claro que los peces son buenos taxónomos!!
Por otra parte, el movimiento coordinado y simultáneo de miles de individuos se da gracias a la llamada línea lateral de los peces.
La línea lateral recorre el dorso del pez y contiene mecanorreceptores capaces de detectar los cambios de presión del agua: un pez al moverse genera una oscilación de presión que se propaga por el medio; esta onda es la que capta la línea lateral y permite a cada individuo conocer el movimiento del resto. La respuesta por la deformación de los sensores del mecanorreceptor es increíblemente rápida, tanto que ni siquiera está mediada por procesos químicos!! de esta manera los peces se adaptan simultáneamente al movimiento de los demás.
En el Mediterráneo son especialmente destacables los cardúmenes de atún que se forman temporalmente durante las épocas de migración entre nuestro mar y el Atlántico, los cuales no están exentos de amenazas por parte de la acción humana, por ejemplo, se sabe por ciertos estudios sobre los cardúmenes de atún que el ruido de los botes y barcos los desorienta, afectando a su navegación y al mantenimiento del cardumen.
Otra posible amenaza es el vertido de ciertos productos al mar con dispersión de sustancias químicas, que interferirían en la comunicación química de los individuos de cardumen causando desorientación.
Como hemos visto, este tipo de estructuras sociales son imprescindibles para la conservación y perpetuación de ciertas especies. Precisamente por ello, es necesario conocer y difundir sus mecanismos de funcionamiento y los posibles efectos negativos de la acción humana sobre ellos, de tal manera que podamos gestionar y minimizar los daños sobre ellos.
Los bancos de salpas son muy frecuentes en nuestras costas, es un placer detenerte a observarlos sobre todo cuando están es su afán reproductivo. Está en nuestra mano informarnos lo mejor posible y actuar en consecuencia, para conservar cada elemento de este increíble mundo marino!!
Aida Marín Pérez
Estudiante de Ciencias del Mar en la Universidad de Alicante
Dra. Mercedes Varela
Gerente Posidonia Ecosports
www.posidoniaecosports.com